DISCURSO DEL JEFE DE GOBIERNO OSCAR RIBAS ANTE LA 48º ASAMBLEA DE LAS NACIONES UNIDAS EL DÍA DE LA ADMISIÓN DEL PRINCIPADO DE ANDORRA
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Hoy es un día histórico para Andorra. Mi nación ha sido admitida como Miembro de la Organización de las Naciones Unidas; hemos venido aquí a Nueva York para izar nuestra bandera junto con las de los otros Estados. Culminamos así muchas de las aspiraciones de nuestro pueblo y todo un proceso de serena y tenaz transformación. Andorra ya no es un vestigio del derecho feudal y medieval sino un Estado homologado según los criterios del derecho internacional moderno. De esta forma se ha cerrado todo un secular proceso de formulación jurídica que se inició con los Pariatges ahora hace más de 700 años y que nos ha conducido a la ceremonia que estamos viviendo.
En este momento, y en esta ocasión, es justo que lo haga, y así lo hago, que tenga un especial recuerdo hacia nuestros dos Jefes de Estado, los Excelentísimos Copríncipes que han impulsado, colaborado y aceptado la modernización institucional; y para con todos aquellos conciudadanos que desde el año 1925, con un primer intento de aproximación a la Sociedad de la s Naciones, han luchado para hacer posible que este acto se celebrara.
Permítaseme, también, que les diga que para mí personalmente es un altísimo honor el hecho de representar hoy y aquí al pueblo andorrano y que me considero muy privilegiado de vivir este momento y de cumplir con este deber tan gratificante. Porque, hoy, al alcanzar esta meta , Andorra obtiene los objetivo s de normalización e integración a la comunidad internacional a los cuales muchas personas de mi generación y yo mismo hemos dedicado los mejores años de nuestra vida.
Quiero expresar el sincero agradecimiento al Consejo de Seguridad y al Secretario General por el apoyo que nos han dado en la tramitación de nuestra entrada. Y de manera muy singular, quiero hacer constar nuestra viva y profunda gratitud a los excelentísimos representantes de la República Francesa y del Reino de España que, de hecho, apadrinan hoy el ingreso de mi nación. Les ruego que hagan llegar a sus gobiernos respectivos la expresión de nuestros sentimientos que son los que tradicional mente han marcado nuestra franca y leal colaboración, que estoy convencido que no sólo se mantendrá sino que aún se fortalecerá en el futuro. Y también estoy convencido de que, en forma parecida, se consolidará nuestra integración en to do aquello que la Comunidad Europea representa porque territorial mente estamos enclava dos en ella pero igualmente queremos estar inmersos filosófica y socialmente.
Somos un Estado pequeño pero consciente del valor de aquello que es auténtico y que, en un mundo a veces desmesurado, la dimensión reducida puede significar una aportación positiva de equilibrio y convivencia. ¿Cuál tendría que ser la dimensión ideal de un Estado? Evidentemente ni la economía ni la ciencia política pueden dar la respuesta adecuada. Aristóteles nota, en su Política, que las magnitudes de la polis han de permitir que todo el mundo conozca el carácter de los demás; el territorio, según dice, ha de poder contemplarse en su totalidad desde la cumbre de una montaña: Andorra responde a esta s características humanas y geográficas .
Con otros microestados del mundo, tememos más el gigantismo político cuanto más ligados estamos a la noción de medida y a la accesibilidad del hecho político, una de las características de nuestras costumbres que hay que salvaguardar; porque todavía creemos en la actualidad que el hombre es la medida de todas las cosas. En un mundo que tiene que luchar por la paz, me parece que hay un espacio para los que hemos optado por convivir y no imponer. Y, por tanto, Andorra tiene el decidido propósito de hacer, tan modestamente como se quiera, a escala de sus posibilidades, esta contribución a la paz y a la cooperación mundial y también a la de su antiguo y presente amor por la libertad .
Recuerdo que mi país no ha sufrido ninguna guerra desde el siglo XIII.
Somos un Estado que no tiene riquezas naturales . No tiene ninguna otra riqueza más que su gente. Somos un Estado de los Pirineos, esta cadena de montañas de Europa que no separa sino que es un lugar de encuentro . Estimular el desarrollo económico del Pirineo es una prioridad que responde a criterios de bienestar, prosperidad y calidad de vida, pero también, a parte de las consideraciones de justicia y solidaridad, responde a la necesidad de fijar y retener las poblaciones autóctonas en la montaña por razones de interés general como la s de conservación de la naturaleza .
Sin embargo, Andorra no es una zona deprimida. Siempre ha sido capaz de adaptarse a las nuevas circunstancias para conseguir un elevado nivel de renta. C on la adopción de nuestra Constitución, de forma democrática, y la apertura de la participación en el mundo internacional que iniciamos c on este acto de hoy, Andorra mira el
futuro con optimismo, y lo hace confiando en sus capacidades y en sus esperanzas en las nuevas oportunidades que tiene a su alcance.
En realidad, somos un valle. Y el valle es una forma de vida . Es casa, agua y vivienda y, por lo tanto, una comunidad a la medida de la persona y de la familia. Al igual que los grandes valles del Ganges o del Nilo, que han sido la cuna de grandes civilizaciones, nuestro pequeño valle del Valira también ha decantado, a través de los siglos, una identidad nacional que no se ha hecho contra nada ni contra nadie. Al contrario, hemos sido siempre un país de acogida y un valle abierto a todo aquel que ha venido . Es precisamente dada nuestra identidad que queremos aportar nuestra personalidad colectiva porque identidad y universalidad son perfectamente compatibles y juntas constituyen la ·sólida base del intercambio de culturas, fundamento necesario para construir un mundo de paz y libertad. Por esto, para abrirse a la proyección exterior, es necesario dar primero cohesión a la propia identidad. Tenemos muy claro que para hacer cosas y para comunicarlas e s necesario ser cosmopolitas y políglotas, pero también tenemos claro que para serlo hay que profundizar en las propias raíces, y las nuestras son las de la cultura catalana. El catalán es nuestro idioma oficial. Es la lengua de Ramon Llull, Ausias March y Salvador Espriu la que se habla desde Fraga - en el Aragón - hasta Maó - en la isla balear de Menorca - y desde Salses - en el Rosellón francés - hasta Guardamar - en las tierras meridionales del País Valenciano . Es en esta lengua, la catalana, que he venido ante esta Asamblea a hablar de paz, libertad y fraternidad .
Permítanme que acabe citando la leyenda que figura en nuestro Escudo nacional: Virtus, Unita, Fortior [ la acción o la fuerza unida es más fuerte], que se ajusta a los objetivos que se han fijado las Naciones Unidas.
Muchas gracias.
En este momento, y en esta ocasión, es justo que lo haga, y así lo hago, que tenga un especial recuerdo hacia nuestros dos Jefes de Estado, los Excelentísimos Copríncipes que han impulsado, colaborado y aceptado la modernización institucional; y para con todos aquellos conciudadanos que desde el año 1925, con un primer intento de aproximación a la Sociedad de la s Naciones, han luchado para hacer posible que este acto se celebrara.
Permítaseme, también, que les diga que para mí personalmente es un altísimo honor el hecho de representar hoy y aquí al pueblo andorrano y que me considero muy privilegiado de vivir este momento y de cumplir con este deber tan gratificante. Porque, hoy, al alcanzar esta meta , Andorra obtiene los objetivo s de normalización e integración a la comunidad internacional a los cuales muchas personas de mi generación y yo mismo hemos dedicado los mejores años de nuestra vida.
Quiero expresar el sincero agradecimiento al Consejo de Seguridad y al Secretario General por el apoyo que nos han dado en la tramitación de nuestra entrada. Y de manera muy singular, quiero hacer constar nuestra viva y profunda gratitud a los excelentísimos representantes de la República Francesa y del Reino de España que, de hecho, apadrinan hoy el ingreso de mi nación. Les ruego que hagan llegar a sus gobiernos respectivos la expresión de nuestros sentimientos que son los que tradicional mente han marcado nuestra franca y leal colaboración, que estoy convencido que no sólo se mantendrá sino que aún se fortalecerá en el futuro. Y también estoy convencido de que, en forma parecida, se consolidará nuestra integración en to do aquello que la Comunidad Europea representa porque territorial mente estamos enclava dos en ella pero igualmente queremos estar inmersos filosófica y socialmente.
Somos un Estado pequeño pero consciente del valor de aquello que es auténtico y que, en un mundo a veces desmesurado, la dimensión reducida puede significar una aportación positiva de equilibrio y convivencia. ¿Cuál tendría que ser la dimensión ideal de un Estado? Evidentemente ni la economía ni la ciencia política pueden dar la respuesta adecuada. Aristóteles nota, en su Política, que las magnitudes de la polis han de permitir que todo el mundo conozca el carácter de los demás; el territorio, según dice, ha de poder contemplarse en su totalidad desde la cumbre de una montaña: Andorra responde a esta s características humanas y geográficas .
Con otros microestados del mundo, tememos más el gigantismo político cuanto más ligados estamos a la noción de medida y a la accesibilidad del hecho político, una de las características de nuestras costumbres que hay que salvaguardar; porque todavía creemos en la actualidad que el hombre es la medida de todas las cosas. En un mundo que tiene que luchar por la paz, me parece que hay un espacio para los que hemos optado por convivir y no imponer. Y, por tanto, Andorra tiene el decidido propósito de hacer, tan modestamente como se quiera, a escala de sus posibilidades, esta contribución a la paz y a la cooperación mundial y también a la de su antiguo y presente amor por la libertad .
Recuerdo que mi país no ha sufrido ninguna guerra desde el siglo XIII.
Somos un Estado que no tiene riquezas naturales . No tiene ninguna otra riqueza más que su gente. Somos un Estado de los Pirineos, esta cadena de montañas de Europa que no separa sino que es un lugar de encuentro . Estimular el desarrollo económico del Pirineo es una prioridad que responde a criterios de bienestar, prosperidad y calidad de vida, pero también, a parte de las consideraciones de justicia y solidaridad, responde a la necesidad de fijar y retener las poblaciones autóctonas en la montaña por razones de interés general como la s de conservación de la naturaleza .
Sin embargo, Andorra no es una zona deprimida. Siempre ha sido capaz de adaptarse a las nuevas circunstancias para conseguir un elevado nivel de renta. C on la adopción de nuestra Constitución, de forma democrática, y la apertura de la participación en el mundo internacional que iniciamos c on este acto de hoy, Andorra mira el
futuro con optimismo, y lo hace confiando en sus capacidades y en sus esperanzas en las nuevas oportunidades que tiene a su alcance.
En realidad, somos un valle. Y el valle es una forma de vida . Es casa, agua y vivienda y, por lo tanto, una comunidad a la medida de la persona y de la familia. Al igual que los grandes valles del Ganges o del Nilo, que han sido la cuna de grandes civilizaciones, nuestro pequeño valle del Valira también ha decantado, a través de los siglos, una identidad nacional que no se ha hecho contra nada ni contra nadie. Al contrario, hemos sido siempre un país de acogida y un valle abierto a todo aquel que ha venido . Es precisamente dada nuestra identidad que queremos aportar nuestra personalidad colectiva porque identidad y universalidad son perfectamente compatibles y juntas constituyen la ·sólida base del intercambio de culturas, fundamento necesario para construir un mundo de paz y libertad. Por esto, para abrirse a la proyección exterior, es necesario dar primero cohesión a la propia identidad. Tenemos muy claro que para hacer cosas y para comunicarlas e s necesario ser cosmopolitas y políglotas, pero también tenemos claro que para serlo hay que profundizar en las propias raíces, y las nuestras son las de la cultura catalana. El catalán es nuestro idioma oficial. Es la lengua de Ramon Llull, Ausias March y Salvador Espriu la que se habla desde Fraga - en el Aragón - hasta Maó - en la isla balear de Menorca - y desde Salses - en el Rosellón francés - hasta Guardamar - en las tierras meridionales del País Valenciano . Es en esta lengua, la catalana, que he venido ante esta Asamblea a hablar de paz, libertad y fraternidad .
Permítanme que acabe citando la leyenda que figura en nuestro Escudo nacional: Virtus, Unita, Fortior [ la acción o la fuerza unida es más fuerte], que se ajusta a los objetivos que se han fijado las Naciones Unidas.
Muchas gracias.